Los parachoques son uno de los elementos de los vehículos que están más expuestos a sufrir daños, por lo que su reparación y posterior pintado son tareas muy frecuentes en el taller. Los daños más comunes que suele presentar un paragolpes cuando llega al taller son rascadas y pequeñas faltas de material. Aunque, ocasionalmente, también pueden tener deformaciones o fisuras.
Tras el lijado de la masilla, se deben aparejar todas aquellas zonas del parachoques donde existan daños. El aparejo es la pintura de fondo que sella la superficie y genera una buena base de aplicación para las pinturas de acabado.
Para el aparejado, se sigue el siguiente proceso:
Cuando haya secado el aparejo, se debe lijar con un grano P-400 para acabados monocapa y llegar hasta un P-500 para acabados bicapa o tricapa. El resto de la pieza también se debe matizar para que la pintura se adhiera correctamente.
Una vez el aparejo esté lijado, el parachoques se sopla con aire a presión, se lava y se desengrasa, quedando preparado para ser introducido en la cabina para repetir el proceso de pintado, pero en este caso, con las pinturas de acabado que le den el color y el acabado de origen.
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